marzo 29, 2024

Los monstruos existen porque son parte de un plan divino 

y en las horribles características de esos mismos monstruos 

se revela el poder del creador. 

Humberto Eco 

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez 

Estimado lector, gracias. México no ha podido desprenderse del presidencialismo, el poder depositado en una sola persona ha sido una constante en la historia del país, con la llegada de la 4T se regresó a lo más ranció de un sistema de un solo hombre, en este caso unas veces mesiánico y otras veces caudillo, pero siempre intolerante, así es Andrés Manuel López Obrador quien tiene de rodillas al poder Legislativo y atropella al Judicial. 

Dicen que el poder marea y es muy difícil dejarlo una vez que se han probado sus mieles, por el contrario, se convierte en una adicción y obsesión por mantenerlo. No hay que olvidar que el siglo pasado el presidente priista señalaba por dedazo al candidato, que habría que competir en una elección organizada por el gobierno, el resultado más de 70 años de unipartidismo y de favores al antecesor. 

Carlos Salinas de Gortari exploró la posibilidad de la reelección, pues según en esos entonces era el presidente que esperaba México e íbamos camino al primer mundo, pero las condiciones no estaban dadas, la crisis económica, el magnicidio de Luis Donaldo Colosio y un ambiente enrarecido lo llevaron a decidirse por Ernesto Zedillo con quien terminó rompiendo por el error del 1994 que sumió al país en la peor crisis económica de su historia. 

Otro que pensó en perpetuarse en el poder mediante la primera dama fue Vicente Fox Quesada, y la jugada casi le sale a Martha Sahagún quien tomaba decisiones, lo corregía y hasta se acuñó el término «pareja presidencial», o sea resultó un verdadero mandilón el guanajuatense. Pero tuvo que ser Felipe Calderón y otros panistas quienes le arrebataran el sueño guajiro a Martha y postular al «hijo desobediente» y después se repitió el patrón, busco que Margarita Zavala fuera candidata en dos ocasiones. 

En el caso de López Obrador no tendría que ser diferente, luego de 28 meses de gobierno sigue embriagado con tanto poder que ha acumulado, pero se comienza a poner nervioso por la elección intermedia que determinará la comunidad de su proyecto, el uso faccioso de los recursos públicos, para la segunda parte de su gobierno no quiere perder una sola curul. Aunque ya amenazó que en ese caso de no obtener la mayoría va a hacer uso del veto presidencial. 

Por eso y por rencores añejos desde el 2006 cuando, según él, le robaron la presidencia, quiere terminar a toda costa con el INE, demoler la credibilidad del instituto que se restituyó en el 2018 con el triunfo contundente del Pejelagarto y que nadie cuestionó a pesar de haber mandado al diablo las instituciones. 

Quizá las intenciones de López sean más profundas por eso le ha dado rienda suelta a su compadre Félix Salgado Macedonio, para que haga el trabajo de golpear al INE, de amedrentar y mostrar el lado más extremista de los morenos, estamos a punto de presenciar si el órgano electoral aguanta o se dobla… las miras de López están puestas en el 2024… pero mejor ahí la dejamos. 

Entre Palabras 

¿Y de Lozoya ya nadie se acuerda? Amnistía para el peñismo. 

Escríbeme tus comentarios al correo suartu@gmail.com y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_. 

 

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