Por José Guadalupe Rocha Esparza
Cada individuo genera unos 50 mil pensamientos al día. Soñamos, ideamos, proyectamos, asociamos ideas, diseñamos, planificamos, generamos expectativas, imaginamos y recordamos. Éstos pueden ser beneficiosos o nocivos, positivos o negativos, necesarios o inútiles, insípidos o creativos, elevados y sublimes o destructores y desgarradores.
Los pensamientos referidos al pasado o al futuro son estériles, agotan, no llevan a ninguna parte, provocan dispersión, falta de atención y de claridad. “Si hubiera estado ahí en esos momentos, no habría sucedido esa desgracia”. “Cuando él cambie estaré mejor”. El cansancio mental es lucha interna entre lo que nos gustaría que fuera y lo que es. Hablar o callarnos.
En cambio, cuando se está inspirado y motivado, la mente está abierta, nos revitaliza con pensamientos creativos, prácticos, poéticos, fértiles, capaz de ver lo extraordinario. Una mente agradecida es una mente descansada. Un silencio contemplativo y generativo genera bienestar. En la quietud se gestan los pensamientos transformadores. Dícese que meditar, amansa.