marzo 28, 2024

“La educación se rehace constantemente en la praxis.

Para ser, tiene que estar haciendo”

Paulo Freire

Por Dr. Rutilo Tomás Rea Becerra y

Dr. Pedro Gonzáles Castro

En los procesos de información no existe la neutralidad, se puede ser lo más objetivo posible, pero en cualquier parte del mundo los medios de información dominantes reproducen una visión de la realidad que coadyuva a mantener el estatus de poder económico, político y cultural en el que se vive. 

A través de éstos, como estrategia de manipulación, se legitiman o deslegitima las narrativas según convenga. Por ejemplo, se brinda una amplia difusión a ciertas opiniones y se ignoran otras a fin de reproducir un pensamiento único, uniforme y acrítico con el objetivo de generar una falsa conciencia, apatía, desanimo y miedo ante cambios más profundos.

Los medios de información imponen el orden del día, organizan el espacio político, los contenidos de nuestros pensamientos, generan opiniones, doblegan mentes y voluntades; forjan un conocimiento a través de mitos, mentiras y leyendas y falsedades que nos hacen creer como propias.

Nos venden la idea de que la democracia es exclusiva de ciertas sociedades (de las que obviamente nos excluyen), que la libertad es un regalo de quienes detentan el poder y no una conquista de los trabajadores. Nos dicen que la justicia la otorgan los jueces y la Constitución, pero sabotean permanentemente la participación y deliberación ciudadana.

Debemos tener claro que, cuando el conocimiento no proviene de nuestra propia experiencia, cuando está mediado por terceros, la opinión que se forma es producto de la información y experiencia de otros, de los “especialistas” que nos quieren hacer creer todo lo que dicen. Esta forma de “adquirir conciencia y conocimiento de la realidad” es una tergiversación.

Ante ello, es importante tener presente que cuando nosotros hacemos alguna actividad, una acción o tarea en colectivo, entonces adquirimos experiencia que se puede elevar a nivel de conciencia, de conocimiento; una acción colectiva más estructurada. Al irse conociendo uno mismo de manera más profunda, nos convertimos en dueño de nosotros en lo individual, pero cuando la acción viene de la cooperación y la solidaridad con otros seres humanos, cuando se fortalece de opiniones, voluntades, valores y juicios colectivos, se generan verdaderos procesos revolucionarios en donde somos capaces de pensar y actuar de manera unida por un bien común.  

Bajo este marco, en la “Red de Círculos de Estudio de Morena” somos consecuentes con la Metodología de la Educación Popular como herramienta que guía nuestra praxis en el proceso de la revolución de las conciencias y que nos mantiene al margen del protagonismo de los “letrados”, de los “académicos”.

Sostenemos que el proceso de formación política no debe estar basado en determinismos verticalistas, sino en una construcción colectiva del conocimiento a través de una comunidad de saberes, con una participación abierta y democrática encaminada a generar procesos de cambio y transformación en donde el protagonismo individualista y el espectáculo circense de la simulación no encuentren cabida.

Indudablemente, ello demanda una estrategia de planeación en donde lo coyuntural y los estructural tiene su propia especificidad, no hay cabida para el activismo infructuoso pues la 4T es un proceso a largo plazo y cada paso debe darse con pies de plomo; no podemos caminar en la oscuridad no saber hacia dónde ir. Por ello, se deberá formar grupos de trabajo para la participación, partiendo de la realidad de cada circulo de estudio, pues cada uno tiene necesidades diferentes.

Desde luego, habrá unos que estén basados en su problemática inmediata territorial (problema de inseguridad, carencia de agua, problemas vecinales comunes, falta de aseo público o carencia de rutas del transporte para la recolección de la basura, etc.) y otros que se basen en la identidad de la labor de trabajo (sindicatos) de estudio (jóvenes universitarios) de actividades agropecuarias (asociaciones campesinas, comunidades ejidales, rurales, etc.) es decir, de carácter sectorial.

Por ello, toda acción deberá estar cimentada en conocimientos previos, en la identidad, en la idiosincrasia, en el arraigo y la solidaridad, teniendo siempre como respaldo la lectura individual y el estudio colectivo de la teoría de todos los grandes seres humanos (hombres y mujeres), que han luchado para construir un mundo más humano, más digno, más igualitario y democrático; por ello no debe despreciarse el análisis teórico.

De esta manera, operar en los círculos de estudio bajo la dinámica teoría-practica-nuevo conocimiento-acción permitirá reconocer nuestros intereses, entender los nexos sociales que nos unen, elevar el debate de nuestro dialogo y generar acuerdos conjuntos. De lo que, indudablemente, se desprenderá la descolonización del dialogo fetichista y, por ende, la generación de una narrativa propia bajo la premisa de que: la conciencia y la conducta de los individuos depende esencialmente de su acción y su experiencia. Así pues, ¡Haciendo, andamos!

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