marzo 29, 2024

Por José Guadalupe Rocha Esparza

Aquel hombre dotado de poderes casi mágicos trabajaba 18 o más horas diarias, transformando con sus 1,093 inventos la faz del mundo, figura de excepcional valor, ejemplo de constancia, entereza de carácter y humildad. Decía que dormir demasiado ocasiona pérdida de tiempo, de energías y de oportunidades. Le valió el sobrenombre de “El Mago de Menlo Park”.

Thomas Alva Edison adoleció de una sordera casi total, circunstancia que lo aficionó desde temprana edad a la lectura de obras clásicas, revistas y media docena de diarios, sin distraerse en charlas insustanciales. A partir de los 30 años desfilan sus triunfos: lámpara incandescente, fonógrafo, micrófono, cinematógrafo, mimeógrafo, acumulador y un largo etcétera.

Adaptó comercialmente otros inventos, tales como el teléfono, el telégrafo, la máquina de escribir y el sistema de distribución eléctrica. A los 82 años encontró el sucedáneo del caucho: el látex. Un año después perfeccionó el helicóptero. En 1931, la lámpara se extinguió por un ataque de uremia. Gracias a Edison tenemos suministro de corriente eléctrica previo a la CFE.

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