Un falso escenario…

Por Alfredo Padilla

En todo este tiempo transcurrido de gobierno de la denominada “4ta. Transformación”, desde nivel federal que ya suma tres años y un mes (cuatro meses en el Estado y a nivel municipal en la Capital), hemos visto una realidad antagónica de lo que se planteó en campaña. Desde fallidas políticas de protección a la ciudadanía -seguridad pública y salud-, incremento de impuesto pese a inflación y desempleo, hasta cuestionados métodos de elección interna, para designar a sus propios aspirantes a los distintos cargos de elección, también no pocas veces cuestionables -que militantes mismos lo han hecho saber con diversos métodos de protesta e inconformidad-, y en consecuencia ello se refleja de forma inexorable ya en su actuar gubernamental.

Una muestra de lo anterior, quedó de manifiesto en su momento en el intento de imponer contra toda razón justa y bienestar propugnado, a un candidato a Gobernador con oscuros antecedentes penales, como violencia, amenazas, incluyendo presunta agresión sexual, al grado de ignorar todo reclamo y sentir ciudadano, y en especial de las víctimas, toda vez que al ser una institución autónoma como el INE, quien finalmente lograra frenar la pretensión ante los incumplimientos normativos mismos del aspirante, el partido en el poder aún así, postuló como candidata a la hija de esta persona, haciéndola “ganadora” de las elecciones y ejerciendo el mandato con notable “asesoría” de su padre, y el apoyo del Presidente de la República.

Asimismo no podemos dejar de observar cómo en algunos estados gobernados por Morena, existe cierta similitud de ejercicio con la Federación, particularmente a partir de la peculiar estrategia de ‘comunicación’ vía las ‘mañaneras’, no obstante el rol del Presidente López Obrador, es traducido polémicamente en espacios como los lunes por la mañana, con cierta prensa predilecta o escogida previamente -acto calificado por no pocas voces como sectario-, persiguiendo el único objetivo -para sus organizadores ‘inteligente’- de tener control total de la narrativa del “jefe” sin “importuno” alguno que desmienta o contraste el mensaje que va obviamente en un solo sentido, monólogos pues, y así, acorde quizá a una asesoría tradicional y por supuesto contraproducente, pretender imponer la agenda e influir a como dé lugar en la opinión popular. Todo lo cual es claro que se contrapone al verdadero sentir colectivo de una nueva realidad política y social.

Y por último, resulta difícil dejar de lado el marco en el que predomina una especie de duelos de ‘ego’ entre gobernantes al interior de casa: “los duelos de la 4T”, que han sido característica de perfiles, por ejemplo, de una alcaldesa y una representante cameral, o lo más notable: los recientes diferendos entre la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y el Senador morenista Ricardo Monreal, en la lucha por la candidatura presidencial de 2024. Lo delicado de esto, lo es sin duda el lugar en el que se deja a los ciudadanos, cuando son los ataques, descalificaciones, intercambio de obstáculos (desde violencia de género a negligencia como el caso del accidente del metro en la Capital del país), lo que ha hecho pensar también en la probabilidad de acciones premeditadas de “más arriba” para dar al pueblo como los antiguos romanos: pan y circo.  Y Para tener una idea del impacto derivado, basta con un análisis objetivo de la escasa vinculación que los funcionarios y demás gobernantes generan con la población a través de su actuación (resalta también los casos como el débil resultado de la consulta para enjuiciar a los presidentes, o el costo de haber optado en construir el Aeropuerto en la base militar de Santa Lucía), y más grave aún lo es estigmatizar a quien no comparte totalmente y sin cuestionar nada, sus ideas y función, llamándolo “enemigo de la Patria”, o “enemigo público”, mientras que a los que aceptan todo y lo aplauden, son los “ciudadanos ejemplares”, o con un “honesto modo de vivir”.

Todo esto es lo que se ha vivido en tan solo 3 años de gobierno, gracias a que, a muchas familias, cabe decir, les fue vendida la llegada de un cambio, la esperanza de algo nuevo y diferente, pero jamás se pensó que fuera de forma contraria (como reza el adagio popular: “estábamos mejor, cuando estábamos peor”).

Así solo queda reflexionar y pensar si se está realmente bien con una simple beca, un apoyo, o placebos para sectores que, como ellos mismos reconocen en franca simulación, siempre han estado descobijados de la seguridad social, si eso es suficiente para ya no pensar distinto, o ver las cosas de otro color, porque eso parece que pesa más hoy en día y molesta a los protagonistas de la gobernanza vigente: pensar y cuestionar. ¿Habrá algo que cambie ya de una buena vez la tendencia y tome en cuenta de veras y en los hechos las demandas y el sentimiento de la sociedad de una nueva realidad?

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