marzo 29, 2024

“Muchos jueces son

incorruptibles y nadie puede

inducirlos a hacer justicia.”

Berthold Brecht.

Por Luis Alberto Bravo Mora

Durante las pasadas campañas a Gobernador en el Estado, inspirados por lo que hasta ese momento parecía ser un mismo sueño, y al igual que José Arcadio Buendía, personaje principal en la novela de Gabriel García Márquez, el sindicato de maestros y el actual Gobernador, Dr. Miguel Ángel Navarro, caminaban juntos en las campañas, tocaban puertas, visitaban comunidades, pueblos, municipios, plazas y un largo etc.

Fueron cientos de abrazos captados en todas las cámaras posibles; el sueño era una utopía para ambas partes, y como en la novela del Gabo, tratar de llevarlo a cabo en tierras náyaras era un “verdadero realismo mágico”, quizás de ahí de ese mismo realismo mágico venga esa idea de querer despertar a un gigante que hasta el momento se ha negado a hacerlo.

Pero regresemos a la “alianza” entre sindicato y candidato, y el miedo por uno de ellos en procrear un hijo con cola de cerdo, o sea, si de por sí, la imagen del gigante era un tanto bizarra, ahora visualizarlo con la cola de cerdo lo hacía peor. Ya instalados en la victoria, vino el rompimiento, y en este nuevo ʿMacondoʾ náyaro, no tardaron en arribar los gitanos lidereados por un jurisconsulto, y a través de números, encuestas a modo, y las dos primeras victorias administrativas le otorgaron, ¡así como al famoso Melquíades de la novela!, la oportunidad y el don de mando, para lo cual apresto, se puso a reescribir un nuevo pergamino llamado: “Nueva ley laboral”, o mejor conocida, como «Ley Navarro».

La previa victoria electoral generó un insomnio producido por los festejos, y consigo, el olvido de los acuerdos y la alianza. Estamos en la primera etapa del nuevo ʻMacondo’ Náyaro, los personajes apenas se han presentado a la sociedad. La mayoría está fuera de su rol: les son más importante sus venganzas personales, y apuntan toda su artillería hacia los maestros del sindicato antes aliado, que se ha convertido en el villano favorito de esta administración, porque a pesar de que el movimiento de mañana es lidereado por el sindicato más fuerte del Estado, el otrora poderoso SUTSEM, para los ojos de la nueva administración son solo los maestros y van por ellos con todo el poder que el estado les confiere.

Pero en el ‘Macondo’ nayaro,  la peste de la apatía ha arrasado con todo, y casi no queda nada, y es muy difícil que alcance para despertar al gigante que nomás no da señales de vida, ni mucho menos de interés; lo que se viene el día de hoy es el rompimiento que, sin una buena política basada en el diálogo y la negociación, llevará  a algunos de los dos a pasar el resto del sexenio sumidos en seis años de soledad, y a uno de ellos a pasar el resto del sexenio haciendo y rehaciendo pescaditos de chaquira.

Hoy no es el momento de tomar partido o montar en berrinches que no llevan a nada, es el momento de actuar con madurez si en verdad se quiere cambiar al estado. No es tampoco el momento de revanchas, porque el único hombre capaz de cambiar la mente de un grupo, es el maestro, y estar en su contra, es ir en contra de ello; es ir en contra de núcleo que da fuerza a lo poco que nos queda de sociedad misma que se ha caído en pedazos. 

Desde el momento en el que se priorizó la libertad individual por encima del orden social, los primeros sacrificados para ellos, fueron los maestros, y ahora a los que quieren quemar en la hoguera como ejemplo mediático del poder absoluto, son los maestros.  Pero, así como en la novela del gran Gabo esto apenas comienza y el Macondo náyaro se está reconstruyendo en maché, palitos y celofán, pero está en reconstrucción, eso no lo podemos negar, aunque esto nos esté costando lo más importante que tenemos como sociedad… ¡nuestra educación y seis años de soledad!

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