marzo 28, 2024

Por Sergio Mejía Cano

En la entrega anterior, se hablaba de como se ha dicho en un principio que, algunas de las enfermedades que han azotado a la humanidad son o provienen de origen animal, tal y como se dijo en un principio respecto al sida, de que venía del mono verde; también se ha hablado de la fiebre o gripe porcina, gripe aviar, las vacas locas, etcétera.

Si bien algunas enfermedades sí las transmiten o contagian algunas otras especies a los seres humanos como la rabia, el paludismo, así como las mordidas de víboras y culebras, arácnidos y otros tantos insectos, por ejemplo, tal vez quienes hemos creado otras tantas enfermedades seamos en realidad los mismos humanos; pues si hay en el mundo una de las especies más depredadoras del planeta que habitamos, es precisamente la raza humana.

Y no es romanticismo, desde luego. Sin embargo, la especie humana al ir creciendo ha invadido y destruido infinidad de hábitats de otra especies, desplazándolas o extinguiéndolas y, posiblemente por eso mismo, esas especies a las que la humanidad ha despreciado y sobajado, hayan creado un mecanismo de defensa en contra de los invasores para tratar de protegerse de alguna manera, creando bacterias y tal vez hasta virus que, a pesar de afectarles a esas mismas especies en peligro de extinción o de hábitat, lo han preferido de acuerdo con la Naturaleza, para hacer tratar de entender a la humanidad que no es la  dueña del planeta y que no puede disponer de este como le plazca.

Se ha dicho que, el planeta que habitamos es un ser viviente, por lo tanto, así como un cuerpo humano que contiene células malas y células buenas, también este planeta los tiene y conlleva. Y, según estudios que se han realizado en un cuerpo humano respecto a las células cancerosas, estas tienden a expandirse atacando y devorando a las células sanas y demás defensas orgánicas. Algo similar a como ha avanzado el progreso de la humanidad que, en aras de tener más comodidades y modernidades en todo tipo de máquinas y utensilios que han hecho la vida de la humanidad más placentera, se ha devastado y contaminado al planeta Tierra (aunque es más agua que tierra) de tal manera que, hoy en día ya empieza a colapsar. Sin embargo, como la Naturaleza es sabia, a cada rato nos cobra la factura del daño que le hemos causado y trata de recordarnos que tendríamos que vivir de acuerdo a sus dictados y no a los caprichos de una parte de la humanidad que, en aras de enriquecimiento no ha tomado en cuenta el daño que se le causa al planeta, pues mientras haya negocio y países sumisos a los que se le puede enviar los residuos tóxicos y basura en general, no hay problema.

Pero sí hay un problema. Pues también se ha dicho que este planeta que habitamos se podría considerar como una nave intergaláctica en la que todos los que vamos viajando en ella no estamos exentos de ir juntos en la polla en caso de un colapso mundial.

Porque si bien hay países y gente adinerada que han explotado a otra parte de la humanidad y que cree que con tener bunkers para protegerse de las posibles calamidades venideras ya sea por guerras o contaminación la podrán librar, aun así les podría llegar la catástrofe, para hacerles compañía a esa otra parte de la humanidad que siempre ha tratado de defender la ecología, la fauna y la flora; a los ambientalistas admirables que, al parecer sus pregones son en el desierto cuando advierten del peligro que está llevando a este planeta toda la contaminación generada por el progreso industrial; porque al igual que un cuerpo humano se enferma de esclerosis y se le taponan las venas, en forma similar ya se encuentra nuestro planeta con los ríos, arroyos y mares súper contaminados, ríos y arroyos ya sin corrientes de agua, sino con basura y plásticos creados por la humanidad.

Así que por qué, echarle la culpa a otras especies de los males que ahora padecemos nosotros los humanos, porque existe esa posibilidad de que seamos una parte de la humanidad la que hemos creado esas enfermedades; claro que alguna parte en forma voluntaria y otra involuntariamente.

Históricamente hubo naciones que sabían convivir con la Naturaleza, aprovechándola y cuidándola a la vez, tal y como lo hacían las naciones que existieron en lo que ahora se denomina el continente americano; pero sobre todo en lo que hoy es llamada Mesoamérica y, desde luego mas al sur. Sin embargo, ha habido seres humanos que prefieren ir en contra de la Naturaleza, debido a que esto les genera más costos y pérdidas económicas.

Sea pues. Vale.  

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