marzo 29, 2024

Por Sergio Mejía Cano

Me comentó un conocido, quien es una persona seria y, por lo mismo veraz en su comentario que junto con otros amigos, andando en las cercanías de El Rincón, municipio de Tepic, se acercaron a un lugar denominado como “La Villita” y que, a lo lejos divisaron un lugar en donde al acercarse, miraron que era una especie como de corralón en donde depositan los vehículos que desecha el municipio en mención.

Dijo este conocido que dedujo esto, porque en el interior, a cielo abierto, miró camiones recolectores de basura, así como patrullas y camionetas de la policía municipal, que ya se podrían considerar como chatarra. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue que, había una patrulla en buen estado de donde salieron dos elementos de la policía municipal a marcarles el alto y preguntarles qué andaban haciendo por allá; al responderles a los policías que era pura curiosidad al haber mirado tantos vehículos abandonados. Los policías respondieron que no estaban abandonados, pues ellos los estaban cuidando y que, si no tenían más que hacer, se regresaran por donde habían llegado.

En el inter, mi conocido buscó alguna caseta de vigilancia o algo parecido; Pero lo único que alcanzó a ver fue una especie de palapa que era una lona en cuatro palos y nada más. Obviamente que por tal motivo mi conocido les preguntó que si no había algún lugar en dónde resguardarse tanto del Sol como de la lluvia. Los policías vigilantes le respondieron que nada de eso, que se resguardaban en la misma patrulla. ¿Y baño para desahogar sus necesidades fisiológicas? Preguntó mi conocido, a lo que los policías le dijeron que, pues a cielo abierto o debajo de los vehículos ahí amontonados. ¿Y agua para beber? Nosotros la traemos al llegar aquí cuando relevamos a los compañeros del otro turno, lo mismo que nuestra comida, respondieron. Y mi conocido, mirando alrededor, alcanzó a divisara unas fincas a lo lejos, como a casi un kilómetro de distancia de ahí y, separadas entre ambas otro tanto. Mi conocido les señaló esas casitas a lo lejos, y los policías le dijeron que eran de labriegos de esas tierras.

Así que, como quien dice, los que sí estaban abandonados eran esos policías, casi como si estuvieran en el desierto, pues sin contar con el acceso a ningún lugar en dónde pudieran adquirir algo, como una tienda o algo así, pues según mi conocido, los policías le comentaron que no tenía caso ir a las fincas que se veían a lo lejos, pues no había nada, como si los ocupantes las usaran únicamente para pernoctar de vez en cuando o si ahí vivían era en condiciones muy precarias.

Mi conocido señaló que, tanto él como sus amigos, notaron que como tal vez el día anterior había llovido, el suelo estaba muy fangoso; pero que notaron el piso muy falso y, que tal vez por eso no habían construido una caseta de vigilancia que, si bien nada más les serviría a los vigilantes para resguardarse de las inclemencias del tiempo, porque cómo les pondrían agua para un posible retrete y lavabo; aunque bien podrían hacer una fosa séptica o algo así; pero tal vez el terreno no se prestaba para ningún tipo de construcción. Sin embargo, lo que más los sacó de onda, fue mirar muchos alacranes caminando y corriendo por todos lados.

Y en cuanto a la comida, como posiblemente su turno sería de 24 horas, tendrían que comer fríos sus sagrados alimentos y de comida que no se eche a perder tan fácilmente, porque ahí el calor pega más fuerte que en la capital nayarita, pues con el poco rato que estuvieron ahí mi conocido y acompañantes, el calor se les hizo insoportable, por lo que sudaron mucho estando ahí.

Lo anterior viene a colación, porque surge la pregunta de si las autoridades municipales que mandan a estos elementos a cuidar esa chatarra, serán tan indolentes que no se ponen a pensar que en sí, es un verdadero sacrificio permanecer en ese lugar no solo un turno de ocho horas, sino posiblemente 24 horas corridas; claro que, al menos que sí se estén relevando cada ocho horas; pero por lo regular los turnos de algunas corporaciones policíacas son de 24 horas por otro tanto igual de descanso; aunque hay quien afirma que podría haber turnos de 48 horas por otras tantas de descanso.

Pero como sea, 24 o 48 horas de servicio son mala decisión, pues como dijera un antiguo ferroviario: ¿de qué sirve un soldado cansado, entumido y con sueño? Prácticamente de nada, pues no ofrece un servicio óptimo. No cabe duda de que a los policías municipales les toca bailar con las más fea.

Sea pues. Vale.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Verificado por MonsterInsights