marzo 29, 2024

Por Sergio Mejía Cano

Obviamente que se tenía que polarizar en cierta forma la población tepiqueña con la destrucción del mercado Manuel Z. Larios, en las confluencias de las avenidas México y Victoria, en pleno centro de la ciudad de la capital nayarita. Desde luego que hubo voces en contra y a favor; sin embargo, en una cosa sí han coincidido ambos polos: en que en realidad era ya muy necesario acabar con ese foco de infección, pues por el tiempo que tenía sin ser atendido, los locales supuestamente abandonados, servían como guaridas de personas indigentes y hasta de posibles drogadictos.

Desde luego que, los locales que presentaban el foco de infección eran los locales abandonados por años y que ocupaban la parte baja de dicho mercado, pues en esos locales algunas personas los utilizaban para almacenar cartones y papeles o basura en general, para posteriormente sacarles algún tipo de provecho económico.

Lo cuestionable de este caso, fue el porqué las autoridades encargadas de la destrucción tuvieron que comenzar en la madrugada, tal y como lo hacen los ladrones en la noche y, además, apoyándose con varios elementos policíacos, sobre todo de la policía estatal, que son los que más se miraron en los videos que prácticamente de inmediato se comenzaron a subir a las redes sociales, tanto por algunos medios informativos, como por personas del público. Y esto de ocupar tantos elementos policíacos para llevar a cabo una acción supuestamente ya legal, fue lo que levantó las críticas de buena parte de la población, tanto conformes como inconformes, pues esos elementos de las corporaciones policiales podrían haber andado mejor en las calles previniendo delitos o persiguiendo posibles delincuentes; sin embargo, se ocuparon mejor, tal vez para aplacar el descontento de los locatarios que no estuvieron de acuerdo en perder su patrimonio.

¿Qué acaso no estaba ya todo legal para proceder a la destrucción de este mercado? Entonces ¿por qué echar mano de elementos policíacos que, de acuerdo a algunos de los videos, algunos de estos policías se portaron mal ante el público y reporteros ahí presentes, no todos, desde luego; pero sí fue en cierta forma la nota a seguir.

Ya en el transcurso del pasado sábado, comenzó a correr el rumor de que al parecer se había aplastado por lo menos a una persona, hubo quien señalaba que era un indigente y alguien más terció en que al parecer se trataba de una mujer entre 20 y 30 años de edad, también en situación de calle. Sin embargo, este rumor fue desechado de inmediato por las mismas autoridades, quienes afirmaron que no había ninguna persona afectada o entre los escombros; pero en algunas personas persistió la duda, sobre todo en posibles familiares de las supuestas víctimas. Pero todo esto no pasó de ser un rumor.

La mayoría de quienes no estuvieron de acuerdo con el actuar de las autoridades al destruir este mercado, fue porque se decía que algunos de los locatarios estaban amparados o en trámite de ampararse para proteger su propiedad; y más, porque el mismo gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, les había asegurado a los locatarios que seguían ahí trabajando, que se iban a respetar sus locales. Y si bien a algunos de estos propietarios de los locales aún ocupados se les indemnizó, muchos no quedaron conformes con la cantidad, precisamente porque el lugar en donde se encontraba este mercado es un lugar céntrico, por lo que la plusvalía, por ende, tendría que ser muy alta económicamente hablando, por lo que no estuvieron conformes con el pago ofrecido por el gobierno tanto estatal como municipal.

El apoyo de las autoridades correspondientes en la destrucción de este mercado fue en la susodicha frase de la “expropiación por causa de utilidad pública”; el problema surge de inmediato, porque gran parte de la ciudadanía a lo largo y ancho del país sabe que la utilidad pública pocas veces o casi nunca llegan al público en sí, sino que, quienes salen ganando han sido funcionarios y políticos en varios de sus niveles. He ahí el caso muy emblemático de los emporios turísticos en donde se expropiaron predios por causa de utilidad pública, pero la utilidad ha quedado en quienes vendieron los terrenos a las grandes cadenas hoteleras.

Ahora bien, se pretende construir ahí un mercado de artesanías elaboradas por las etnias de la región, sin embargo, poco futuro se le podría augurar a dicho mercado mientras no se limpie el río Mololoa, pues sus nauseabundos aromas podrían ahuyentar a los posibles visitantes.

Sea pues. Vale.

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