marzo 29, 2024

>> En la actualidad, algunos investigadores a nivel mundial realizan diversos estudios in vivo e in vitro

Sandra Díaz Barriga y

José María Caballero

Foto: FES Cuautitlán

El cáncer es la transformación de células normales en tumorales, un cambio que se debe a la acumulación progresiva de mutaciones en las diferentes fases de la división celular. No hay una causa única que provoque esta transformación, pues se trata de una interacción entre varios factores.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre enero y agosto de 2020 se registraron 683 mil 823 defunciones, de las cuales nueve por ciento se debe a tumores malignos. Se anticipa que en 2040 los nuevos casos por año aumentarán a 29.5 millones y el número de muertes a 16.4 millones.

Aunado a esto, uno de los principales problemas es que la mayoría de los diagnósticos ocurren en una etapa avanzada, dificultando el tratamiento y la sobrevivencia de los pacientes. Lo anterior, debido a que se requiere de un conjunto de pruebas para determinar cada tipo de cáncer, cuyo proceso supera los 90 días y puede prolongarse hasta 21 meses.

Ante esto, José María Caballero González, alumno de Bioquímica Diagnóstica, –con asesoría de Sandra Díaz Barriga Arceo, responsable del Laboratorio de Citogenética en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán–, trabaja en el estudio y la caracterización de lectinas vegetales para su aplicación en el diagnóstico y la utilización para el combate de dicha enfermedad.

En plantas

Las lectinas son un grupo de proteínas de origen inmune, distribuidas en plantas, microorganismos y tejidos de vertebrados e invertebrados, que comparten la propiedad de unirse a los carbohidratos de las células tumorales, a través de las alteraciones que presentan sus oligosacáridos.

En la actualidad, algunos investigadores a nivel mundial realizan diversos estudios in vivo e in vitro con numerosas lectinas vegetales, los cuales han demostrado que poseen actividad antitumoral (efecto inhibitorio en el crecimiento del tumor) y anticarcinogénica (efecto inhibitorio en la inducción del cáncer por carcinógenos).

De acuerdo con los universitarios, la unión de lectinas con glicoconjugados puede aprovecharse para activar vías de señalización que generen una inducción de apoptosis o autofagia (mecanismos de muerte celular que controlan el crecimiento adecuado de las poblaciones celulares). Otras aplicaciones de estas lectinas son que pueden transportar fármacos hasta células blanco y presentan propiedades inmunomoduladoras. Todos estos efectos sólo se presentan en las células tumorales.

En el campo diagnóstico, consiguen enlazarse a las proteínas glicosiladas en circulación para detectarlas, implementando nuevas técnicas de análisis para hacerlas más específicas y sensibles.

“Todavía existe mucho desconocimiento respecto al uso potencial de este tipo de sustancias para el combate contra el cáncer, ese fue uno de los alicientes para ir tras este proyecto, para nosotros es importante hacer la difusión del conocimiento, especialmente del estudio científico sobre las características y propiedades de estas proteínas”, detalló Díaz Barriga.

En un principio, el trabajo consistió en una exhaustiva revisión bibliográfica sobre las aplicaciones de las lectinas vegetales contra el cáncer, una exploración que se limitó a la información publicada después del año 2000, en ScienceDirect, Scopus, Scielo, Redalyc y PubMed. Luego, se realizó un análisis bioinformático de la lectina P. sativum (chícharo) utilizando las bases de datos: GenBank, UniProt, Pfam, PDB y Blast. A partir de las cuales buscaron secuencias nucleotídicas y proteicas, información sobre los dominios y estructuras tridimensionales de la proteína, la organización del sitio de unión a los carbohidratos y algunas de sus interacciones con la lectina-ligando.

La obtención de las proteínas de las semillas se dio sometiéndolas a una extracción salina y luego centrifugándolas a altas velocidades para obtener la preparación con un cierto grado de pureza.

Una vez realizados los procedimientos y recopilada la información, se comprobó que las lectinas vegetales son capaces de revolucionar la forma en la que se diagnostica y trata el cáncer.

“Buscamos que las enfermedades se ataquen desde el punto de vista molecular, esto hará que los efectos secundarios sean menores y la atención personalizada. Además, nos permite darle al paciente una salud no paliativa, sino la búsqueda de una cura”, finalizó Díaz Barriga.

Con información de Gaceta UNAM

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