marzo 28, 2024

Por Sergio Mejía Cano

Se dice que no es ético hablar de asuntos personales en una columna de opinión; sin embargo, en ocasiones es necesarios para dar el enfoque necesario para dar el matiz que se requiere, precisamente, en una opinión.

Platicando con una persona respecto a haber soñado un Mar con un azul intenso y que el bote en donde navegaba tenía una vela de un color rojo, esta persona me dijo que no era posible, ya que se soñaba en blanco y negro. ¡Ah, caray!, desde luego que esta expresión no me extrañó, ya que se ha documentado que sí existen personas que sueñan sin colores, sobre todo aquellos individuos que padecen daltonismo; aunque en este caso no podrían definir los colores con claridad, sino los que su cerebro determina, según se dice.

Lo anterior me hizo recordar cuando a mediados de los años 60 del siglo pasado, estando en segundo de secundaria, al comentar un condiscípulo que había soñado un arco iris, otro de los compañeros dijo que no era cierto, porque no se soñaba a colores. Entonces, la maestra de la materia de español que, era la que estaba en ese momento, nos dijo a sus alumnos que era posible que así fuera con el compañero que cuestionó al otro por haber soñado un arco iris; pero, de acuerdo a lo que ella sabía, muchas de estas personas que no soñaban a colores eran más propensas a drogarse en determinado momento de su vida, pues al introducir determinadas drogas en su organismo corporal, les podría producir ver colores que no podían mirar en sus sueños.

Lo que nos dijo aquella maestra esa vez, se me grabó profundamente, pues prosiguió diciendo que no era necesario recurrir a ningún tipo de drogas para ver e imaginar cosas que tal vez no podrían suceder más que en nuestro propio cerebro y mente. Como en ese tiempo el grupo musical inglés Los Beatles estaba en su apogeo y, se decía que para hacer determinadas melodías habían tenido que recurrir al LSD, por lo mismo, la vestimenta y colores de las pinturas y demás utensilios de uso cotidiano tenían los colores llamados psicodélicos. Y, respecto a los Beatles, refirió que algunas de sus canciones tenían mensajea por lo regular, fáciles de entender, como la melodía “Lucy en el cielo con diamantes”, pues por su título en inglés era “Lucy in the Sky with Diamonds”, cuyo título hacía referencia precisamente al LSD, pues si querían ver cielos de mermelada, una chica con ojos de caleidoscopio, flores de celofán sobre tu cabeza, etcétera, no era otra cosa más que recurrir al LSD.

Pero, siguió comentando esta maestra, que en realidad no era necesario recurrir a nada de nada de drogas, sino estimular la imaginación, ya que, los humanos como vegetales de segunda clase que éramos, nuestro organismo producía el mismo alcaloide de la cannabis, de la mariguana y si se estimulaba en forma natural la imaginación, este alcaloide lo aumentaba considerablemente nuestro cerebro llevándonos a pensamientos y lugares jamás imaginados más que con desarrollar la imaginación en, donde como dice la canción de Armando Manzanero de “Voy a apagar la luz”: “… y así, dejar volar a la imaginación; ahí, donde todo lo puede, donde no hay imposibles…”.

Y esta maestra nos dio un consejo a sus alumnos para no tener que recurrir a las drogas bajo ningún concepto: si quieren ver colores y saber desarrollar la imaginación, dijo, vean las películas “Alicia en el país de las maravillas, Peter Pan y Dumbo”; pero mírenlas a consciencia observando todos los detalles y sobre todo los colores y situaciones prácticamente imposibles de que sucedan más que en nuestra propia mente. Imagínense que encuentran un hoyo en el campo y se introducen y en el interior encuentran un mundo lleno de vida, a una oruga fumando mota, a un gato sonriente que aparece y desaparece; a una reina cruel que grita que les corten la cabeza a sus contrincantes, etcétera; ¿cómo es posible esto? Pues nada más con dar rienda suelta a la imaginación. Y, como Peter Pan viajando por las estrellas hasta encontrar en la que está la ciudad de “nunca jamás” en donde hay muchos niños haciendo diferentes tareas para satisfacer a un capitán de barco malvado y que un cocodrilo que ya le comió una mano y que le trae ganas para comerse lo demás, etcétera.

Y en Dumbo, cuando comienza a volar y que, por accidente se embriaga y ve a sus congéneres de color rosa y además unos colores extraordinarios; pero siempre cuidándolo su conciencia que es un ratón. El consejo de la maestra fue que, sin recurrir a las drogas, podríamos imaginar todo eso y más.

Sea pues. Vale.

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