marzo 29, 2024

Por Sergio Mejía Cano

31 de mayo, día internacional sin tabaco, ¿y? Este día pasó desapercibido para mucha gente a pesar de que cada año se promociona más y más; sin embargo, muchas personas no lo toman en cuenta quizás porque no fuman o simple y sencillamente porque les vale un comino.

Ya tiene tiempo que se ha tratado de erradicar el consumo de tabaco, incluso ahora que entró en vigor una ley más restrictiva para los fumadores, de todos modos poco ha disminuido el consumo de cigarrillos; al contrario, el exhalar humo por la boca se ha incrementado hoy en día con el uso de los llamados “vapeadores” que por cierto, se ha querido prohibir su uso por parte del gobierno federal debido a que se ha comprobado que también son dañinos para la salud de quien los use, posiblemente hasta más que los cigarrillos convencionales por los contenidos químicos entre sus componentes.

Claro que se entiende y se sabe que los cigarrillos convencionales son nocivos para la salud no tanto por el tabaco en sí, sino por los agregados químicos que se le ponen al tabaco para su comercialización. Se ha documentado que se le llegan a agregar al tabaco casi 400 o más productos químicos durante el proceso de la fabricación de los cigarrillos; se dice que algunos de estos productos son altamente cancerígenos y otros de ellos dañan más de un órgano en el organismo humano.

Todo este proceso de la elaboración de cigarrillos convencionales hace pensar si en realidad se fuma tabaco hoy en día, porque debido al avance de la química que permite falsificar sabores, texturas y colores, podría ser que ahora sí a los fumadores nos estén dando gato por liebre.

Hace poco más de tres años que circuló un video en las redes sociales, un video que por cierto ya no se ve por ningún lado, en donde en una sala de juntas de un conglomerado empresarial o gubernamental se habla sobre el aumento de las toneladas de basura que ahogan la ciudad contaminando arroyos, ríos y mares, así como espacios cercanos por ser ya insuficientes los rellenos sanitarios, etcétera. Se mira en el video que hay preocupación en los ahí reunidos debido a las caras compungidas de todos.

Pero en uno de los momentos de más tensión, uno de los asistentes más jóvenes se levanta de su asiento pidiendo la palabra y, al hacer uso de ella les dice a los ahí reunidos que la solución podría ser más fácil de lo que se piensa. Al decir esto el joven, todas las miradas se dirigen hacia él como tratando de pregunta cómo. El muchacho les dice que todas esas toneladas de basura se podrían triturar en máquinas especiales como las que muelen animales cuadrúpedos enteros con cuernos, pesuñas, dientes etcétera y, agregándoles los componentes adecuados para una combustión parecida a la del tabaco, así como olores y textura, se podrían producir millones de cigarrillos que, ya una vez a la venta, ningún fumador notaría la diferencia en lo absoluto.

La sospecha al respecto se incrementó entre varios fumadores y sus familias cuando comenzaron a desaparecer las marcas tradicionales de las cajetillas de cigarrillos, apareciendo otras marcas por lo regular extranjeras y, obviamente aumentando considerablemente de precio las siguieron con la misma marca mexicana anterior. Pero no solo eso, sino que se comenzó a dar la venta de cajetillas de cigarros muy extrañas venidas supuestamente de países asiáticos, europeos y hasta africanos. Así que, si las cajetillas de cigarrillos que habían sustituido a las anteriores estaban más caras, las que se vendían sin ton ni son indiscriminadamente, unas llegaron a costar hasta en cinco pesos, diez, dos por 15. Y si a este hecho le aunamos que la cosecha de tabaco había decaído en los estados productores como Nayarit, pues vaya que sí puso a pensar a los fumadores si estaban fumando tabaco o basura triturada tal y como se había visto en aquel video en las redes sociales.

Queda claro que erradicar el consumo de tabaco va a ser muy difícil, si no imposible tal vez, sí muy trabajoso, pues es inevitable evitar que las nuevas generaciones vean fumar a alguien, ya sea entre sus mismos familiares, como en películas. Porque así se hayan prohibido los anuncios de todo tipo respecto a los cigarrillos, comerciales y su consumo en lugares públicos, así como no mostrarlos en las tiendas ni estanquillos, aún así sigue el aumento de fumadores.

Si quienes pretenden erradicar el consumo de tabaco quieren que las nuevas generaciones no vean o sepan que alguien fuma, pues se tendrían que prohibir miles de películas,

Sea pues. Vale.

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