marzo 28, 2024

Nada de lo que fue vuelve a ser, 

 y las cosas y los hombres y los niños 

no son lo que fueron un día. 

Ernesto Sábato 

Arturo Suárez Ramírez / @arturosuarez 

Estimado lector, gracias. Se cumplieron dos años de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de México y no hay nada que celebrar. La noche en que fue electo presidente se convirtió en una fiesta democrática, inclusive sus adversarios -que llamó la mafia del poder- le levantaron la mano, llegó con legitimidad como ningún otro, muchos se volcaron a las calles para vitorearlo. Dos años han pasado y estamos en una situación de emergencia sanitaria con más de 105 mil difuntos por el SARS-CoV-2 y alrededor de 60 mil por la violencia que no termina. 

La narrativa optimista se derrumba ante el poder contundente de las evidencias y en ese terreno pierde la 4T. Los días en que le aplaudían descontroladamente a Rocío Nahle los miembros de la OPEP ya pasaron, lo mismo cuando la horda de seguidores del tabasqueño escupía con singular alegría que López-Gatell despacharía en la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando México era un ejemplo para el mundo en el manejo de la pandemia. Esas «verdades» no se pudieron sostener. 

Me cuenta gente del Palacio Nacional que el presidente López está muy molesto. A estas alturas de su administración esperaba sentar las bases del cambio prometido, por ejemplo, un sistema de salud parecido al de los países europeos más avanzados, la pacificación del país, una Guardia Nacional que fuera modelo, un trato digno por parte de EU y otros objetivos que no se van a cumplir. 

Lo que más le disgusta al presidente es que los medios den cuenta de que somos el país número 53 de 53 para vivir durante la pandemia. Si le duelen las críticas internas que usa para justificarse y martirizarse, las que vienen de fuera lo ponen furioso y en ese terreno cae la que hizo Tedros Adhanom, director de la OMS, declarando que México se encuentra en «una mala situación de cara la pandemia de COVID-19″, estatus que provocó que se duplicaran el número de casos y fallecidos entre mediados y finales de noviembre. 

La respuesta de la 4T la podemos anticipar, que no cuenta con la información correcta, que es por los medios de comunicación y más. Pero lo cierto es que ahí están las recomendaciones, los estudios y las investigaciones que nos hablan de un subregistro de muertos de 250 mil, la falta de medicamentos, la carencia de insumos y los cientos de historias que dan cuenta del peregrinar para encontrar una cama de hospital. 

Pero para los López y los suyos, la pandemia cayó «como anillo al dedo», más pobres, menos empleos y la crisis económica hacen cada vez más dependientes de los programas sociales a gran parte de la población, que bueno que se repartan los recursos, pero no son solución ni motor de la economía y sí factor electoral, lo mismo que la tentación de usar con ese fin las futuras campañas de vacunación. 

Hay motivos para que el presidente este molesto, no ha cumplido ni va a cumplir, su ego, su necedad es más grande que reconocer las fallas, dos años han pasado y a los mexicanos nos ha salido muy caro un experimento llamado 4T que solo comprende el inquilino de Palacio Nacional. 

Entre Palabras 

Hay dos pendientes en el escritorio del despacho presidencial. El primero, un cambio en el Palacio de Cobián, pero Marcelo se resiste. El segundo, en la primera línea contra el Covid-19, ahí esta Juan Ramón De la Fuente.   

Escríbeme tus comentarios al correo suartu@gmail.com y sígueme en la cuenta de Instagram en @arturosuarez_. 

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